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La batalla silenciosa: la fiscalización en Malvinas Argentinas

A días de las elecciones legislativas bonaerenses del 7 de septiembre, en Malvinas Argentinas comienza a jugar una batalla menos ruidosa pero decisiva: la fiscalización electoral. La capacidad de controlar las urnas será, como en cada elección, un termómetro de la verdadera fuerza de cada espacio político.

La Libertad Avanza atraviesa serias dificultades. La escasa convocatoria en el distrito, sumada a los recientes escándalos nacionales que golpean al presidente Javier Milei y a su entorno, dejaron al espacio debilitado. Según pudo relevar este medio con referentes del espacio, LLA tercerizaría parte de la fiscalización recurriendo a sectores locales del disuelto PRO que en negociacion, Andrea Nuñez ofreció cubrir parte de la fiscalización para renovar su banca en la lista violeta y a fiscales traídos de otros distritos e incluso de CABA. Una muestra clara de que su estructura propia en Malvinas no alcanza.

En contraste, el oficialismo, encabezando la lista a Concejales Leo Nardini, blindado,  despliega todo el aparato municipal a su alcance. Fuentes cercanas al Intendente  indican que no tendría inconvenientes para cubrir las mesas, ya que la maquinaria municipal estaría puesta al servicio de la elección. Esto incluye recursos humanos y logísticos que deberían estar destinados a la gestión pública, pero que, según la investigación de este medio, son direccionados para fortalecer al oficialismo en las urnas. Una práctica que, aunque naturalizada en el distrito, desnuda un preocupante límite casi roto, entre Estado y partido político, donde lo que debería ser servicio a la comunidad termina siendo un engranaje más de la campaña oficial

Por su parte, el espacio Somos Buenos Aires, con Marcelo Labonia a la cabeza, apuesta a consolidar la experiencia previa en materia de fiscalización. A su estructura habitual se le suman dirigentes y militantes provenientes del sector que dejó vacante Lucas Aparicio, lo que fortalece la cobertura y amplía el alcance en el territorio. El sector conducido por el exintendente Jesús Cariglino, de tradición peronista no kirchnerista, muestra tranquilidad y firmeza. Sus equipos se presentan organizados, con la disciplina que caracteriza a un espacio que conoce de sobra el oficio electoral. La línea de conducción está clara y no aparecen fisuras que pongan en riesgo su capacidad de fiscalizar.

Los espacios menores, como Potencia de Andrés Melis y Nuevos Aires de Sergio Lucero, apenas lograrían presencia simbólica y la fiscalización pareceria casi nula. Su incidencia real en los comicios dependerá más de la repercusión mediática que de la capacidad de controlar votos en las mesas.

En definitiva, la elección legislativa en Malvinas Argentinas no solo se jugará en la superficie, con discursos y promesas. En las sombras de cada escuela, en el conteo de cada urna, se define también quién tiene estructura real y quién depende de la improvisación. Como siempre, en política, el poder no se mide solo en votos, sino en la capacidad de defenderlos.

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